- Danzar, dice- me contesta mi yo más realista.
E igual tiene un poco de razón. A cualquier cosa le llaman danzar, le llamo, quiero decir.
Y es que me lían. Yo soy de liarme fácil. ¿Qué te parece si en vez de ir los Nasty Mondays a trapecio probamos este curso nuevo gratis de danza contact acrobática? Y yo, que soy de fácil impresionar, en seguida me imagino dando saltos improvisados mientras una mano me toca la espalda, con alguna música jazz de película. Sí, yo soy muy peliculera.
Pero claro, en la imaginación -en la vuestra también- todo queda genial. Imaginadme.
¿Ya? Pues no. Han sido dos horas de hacer la patata, la patata rígida. ¿Habéis probado a hacer una voltereta después de 15 años sin hacerla? Probadlo. Es la voltereta patata. No se necesita experiencia. Pero tampoco vergüenza. Tu compañero improvisado te pone los pies en el culo y te levanta por los aires (eso sí, cuando te sale, te sientes Dios). Te restriegas por el sobaco de un desconocido mientras sientes la música. Te caes de morros contra tus propios brazos, que creías bien apoyados en el suelo, ante la semiatenta mirada de 15 ingenuos más, que creían que parecerían plumas durante dos horas. Y acabas con una jam session de patatismo ilustrado.
¿Para qué? Para sentir como te deshaces de las raíces que echas durante 7 horas de biblioteca. Para asegurarte que tienes un cuerpo, aunque un tanto inmóvil. Para comprobar que aún te queda algo del sentido de la improvisación. Para asegurarte de que estás aprovechando todo lo que te ofrece tu ciudad. Y oye, porque sí, que la vida son dos días ;)