sábado, 31 de diciembre de 2011

Growing



De vuelta de un viaje de recogida. 

Por primera vez, desde hace muchos de carnet, he cogido el coche yo sola en un viaje "largo", con autopista de por medio (de por inicio, por medio y por final...) y caótica conducción por Barcelona ciudad, ¡con el miedo que me daba!
Parecerá una tontería, pero a mi me ha hecho sentirme mayor, muy mayor (que no vieja, repito) y muy autosuficiente. Durante las últimas semanas no dejaba de repetirme, la gente de mi alrededor crece y yo no... Una amiga tiene guardia la noche de reyes, otra a recibido su primer lote de Navidad, y yo... yo estas Navidades volveré a ir a la biblioteca y seguiré estudiando para mis exámenes de enero, es lo que tiene escoger una carrera tan larga... Pero de repente, decido coger el coche, crecer un poco y ya que estamos...pensar y hacer paralelismos.

Durante mis dos horas por el camino del crecimiento descubrí que en la autopista de la vida:
  • Lo primero y más importante es vencer el miedo y decidirse.
  • Que una vez dado el paso y vencido ese miedo, la ilusión es tal que ries en voz alta, aunque estés sola.
  • Que el silencio, si no lo buscas, es molesto.
  • Que la música alegra la vida y si la puedes cantar "a grito pelao" más.
  • Que cuantos estás sola, prestas mas atención a tu entorno y además, entiendes lo que te dicen las canciones.
  • Que los viejunos que inventaron los dichos populares se equivocaban, es "la letra con música entra".
  • Que los lentos, cuando les vas a adelantar, se ponen al ritmo adecuado. Por orgullo supongo...
  • Que durante el camino hay que adelantar sin pisar al de al lado.
  • Que hay ayudar a entrar al que se incorpora, porque va más lento y necesita su espacio...
  • Que los "ricos" corren más por el simple hecho de llevar un coche más caro y no piensan que yo también puedo correr pero he escogido este ritmo.
  • Que estos últimos, van mas rápidos, me adelantan y llegan antes, pero que sus métodos no son los más legales ni adecuados.
  • Que cuando aparece una cuesta arriba hay que pisar un poquito más el acelerador.
  • Que cuando llegas a destino hay un cartel que te dice "BENVINGUT a la Terminal 2".
  • Que cuando ves el cartel, saltarías de alegría.
  • Y que al final del camino, logrado el objetivo, ¡siempre aparece otro destino!
Cada uno que saque las conclusiones que quiera o pueda. El que quiera entender que entienda :)

Y ahora, rodeada de media familia, feliz por ser un poquito más mayor :)

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Elfear





Eso es, hacer el elfo.  Encerrarme en mi habitación durante horas, envolviendo paquetitos, a escondidas

O en mi caso, hacer el paje. Pero es que "el paje" (además de sonar feo... sé que habrá quien estará haciendo bromas mentales fáciles...) es como... menos ilustrativo. Los pajes recogen cartas, las llevan a las casa familiares de los Melchores, Gaspares y Baltasares, vigilan que los niños sean buenos hasta el último momento (lo que, cuando eres niño, te obliga a gritar a ultimísima hora "¡Melchooor, que voy a ser buenaaa!", y que después te lo recuerde tu padre año tras año) y cargan con los regalos, cual sherpa. Sin embargo, los elfos están ahí, en todo el meollo: que si "pon el dedo aquí para poder hacer el lazo", que si "no queda papel", "córtame otro trocito de celo", "escribe el nombre con buena letra"... hacen el trabajo divertido, de arriba a abajo por la fábrica de juguetes, participan en todo el proceso. Y encima comen bastones de caramelo. Y llevan cascabeles :) Los pajes... suerte si se comen una mandarina y un trozo de pan duro si consiguen robarlo en algún balcón durante un descuido de los camellos...
Así que yo aunque haga el paje, llamadme elfo, por favor.

Aún no he hablado de la Navidad. De mi Navidad y de lo "chachi" que es en mi casa. Esto, además, podría ser una crítica para los que nos desean "Feliz Falsedad". Me encantan los árboles llenos de lucecitas, o "pasar todo un fin de semana con mamá decorando la casa" (aunque este año... ¡no me haya esperado!); me encanta el pasar tiempo con los míos o "que mis abuelos, que viven muuuuy lejos, puedan estar con nosotros en casa"; me encanta el consumismo o "poder disfrutar de un día entero de compras abuela-mamá-yo juntas, mientras abuelo-papá se convierten en setas en un banco", me encantan los regalos promovidos por los centros comerciales o "pasarme semanas escondiendo una sorpresa y ver sus caras cuando las abren" y me gustan las tradiciones, luchar para que no te toque el haba del roscón, ir a ver la cabalgata en familia comiendo chuches y quicos, tener que partirme en ocho porque todos quieren que les acompañe a comprar regalos, reirnos descaradamente cuando el abuelo le escupe a la tarta, ver a papá cortar jamón, las tarjetitas menú que hace mamá en Noche buena, meternos tres generaciones en el baño a maquillarnos...

Y me gustaba hacer pestiños. Pero sin miel.


Hoy es "happy Wednesday" y ya tengo casi todos mis regalos comprados (¡bien!) y envueltos :) Es víspera de bienvenida, que mañana viene Pablo, ¡por fin! :) y aunque, como estamos de vacaciones, no ha habido teatro... los que teníamos morriña, hemos compartido "la canción" :)

viernes, 23 de diciembre de 2011

Forzar la suerte







Porque a veces... ¡o la pones entre la espada y la pared o se niega a dejarse ver!


Llevo unos días que parece que me ha mirado un tuerto. 

El miércoles, por circunstancias de la vida (nunca mejor dicho...) no hubo teatro, iba a ser la última jornada teatral del 2011, pero acabamos "celebrando" que cuando ya no puedes disfrutar la vida, es mejor dejarla marchar... La que iba a ser nuestra "última cena" cena caníbal (no comemos placentas como los cienciólogos, pero comemos sushi hasta que nos sale por las orejas...), acabó siendo la "última cena" de sólo seis...
Ayer, me levanté un poco pachucha  e intentando evitar que siguiese la mala racha, me dije: Patri, píntate bien esos ojazos que tienes (no, no me hace falta abuela... Abuela no te enfades), sal a la calle y ¡cómete el mundo! De paso, pensaba aprovechar, ensordecer con el ruido de la tarjeta y volver a casa cargada de regalos. Pero, resulta que el tuerto me seguía mirando de reojo, ¡el muy c...! y "el regalo" que buscaba parece estar agotado en TODA España, pero... ¡¡qué os pasa!?, ¿me leéis la mente?, ¿tan poco original soy?, ¿tan al día estoy?

Más tarde habíamos quedado para disfrutar de un poco de teatro gratuito, pero como somos españoles y estamos genéticamente modificados para llegar tarde... lo hicimos, llegamos tarde, ¡dos minutos! y nos cerraron la puerta... ¿será actor el tuerto? En fin... decidimos pasar una buena tarde en compañía, ir de tiendas juntos, merendar y hacer tiempo hasta el siguiente pase de teatro... al que no pensábamos faltar, todos, excepto Mónica... que acabó sola en el cine. La obra resultó ser el mayor tostón que nos podíamos haber tirado a al cara (espero que nadie de la "Mostra de teatre d'hivern de la UB" lea esto...). Y me fui a casa, con mi bronquitis, mis escalofríos y todo mi malestar. ¿Podía haber ido peor?
Esta mañana, me desperté sin despertador, (¡bien!), me hice la maleta y salí volando para volver a casa, por Navidad, como El Almendro, cogí un taxi, porque llegaba tarde... y tras 10 minutos de cola... la chica de delante mío ¡se llevó el último billete de autobús! 



Y ahí ya me planté. Cogí a la suerte por los cuernos y le dije... ¡vete a joderle la vida a otro! Así que me me dirigí al conductor y, cual perro abandonado, le pedí que me dejase subir si había faltado alguien... y ahí estaba yo, en el autobús en el que no había plazas. ¡Triunfadora! :)


Así que todo esto me ha hecho pensar. ¿Qué es lo que pudo ser y no fue? Cuando por decisiones del azar (espero, porque como de verdad haya un tuerto... ¡juro que me lo cargo!), se te van cambiando todos tus planes... ¿habría sido mejor lo que esperabas que pasase que lo que al final pasó? Es lo que en economía llaman el "coste de oportunidad". ¿Habría encontrado el regalo que al final encontré si hubiese encontrado el primero? ¿Habríamos tenido esas conversaciones tan interesantes si en vez de cenar seis hubiésemos sido veinte? ¿ Habría sido la primera obra igual de tostón y encima no habría disfrutado de una tarde de paseo en compañía? ¿Lo pasaría mejor Mónica viendo "The artist"?


Nunca lo sabremos, así que me quedo con MI SUERTE y feliz por haber llegado a tiempo a casa :)

jueves, 15 de diciembre de 2011

"Rehappy wednesday"





Podría no decir nada más que el título. Y con eso lo diría todo.


Por razones obvias (al menos para los que llegamos a las 6 am a casa...) el "happy Wednesday" de esta semana llega con retraso. 




 ¿Qué hay mejor que los miércoles? Nada. Pero... ¿qué hay mejor que un miércoles de teatro con cena incluida y regalos de amigo invisible? ¡¡Que sea con La Piscifactoria!! Y que por tanto, esté llena de peces. Y esta vez...no sólo metafóricamente hablando, ya que los peces (vivos o no...) fueron los reyes de la noche... ¡oh! Dios Pez...alabado seas! (¿era así?) Regalos personalizados o despersonalizados, con crítica o sin, hechos a mano o no...pero todos regados de sentimiento piscifactoril (lo siento ateos a esta religión, a esto se le llama fe y jamás llegaréis a entenderlo). Hasta el "Fish eye" rondaba entre nosotros. ¡Oh! Gran Ojo de Pez que todo lo ves... ¡revela tus fotos pronto!




Un pez revelador del futuro y un ojo consigue proyectos forman, a partir de ahora, parte de mi vida (y esto ya si que ha sonado sectario total, por si no lo había conseguido reflejar bien en el párrafo anterior). Sin dejar de darle importancia al elixir del eterno despertar matutino... el "Chai Tea", que últimamente está muy presente en mi vida cotidiana.








Y hoy resaca. Resaca de felicidad. Esa sensación difusa de alegría que te deja el cuerpo flotante y que, aunque no sabes muy bien si es buena o mala, no deja de recordarte cuál es el motivo por el que estás así.

Gracias La Piscifactoria por ¡darme un "Happy Wednesday cada semana! :)

lunes, 12 de diciembre de 2011

Happy puenting




Con su correspondiente "Happy wednesday" y "Nasty Monday". Si es que nunca falla.

Ya estoy de vuelta de mis minivacaciones amorosas-estudiantiles en Santiago. ¿¿Qué nos has traído?? ¿¿qué nos has traído?? Un buen dolor de muelas, ¿qué os parece? Pero esa es la única parte mala, bueno, esa y volver. Pero no me puedo quedar allí eternamente, si no...perdería la emoción.

Así que ahora, pero sólo durante los próximos 17 días, toca vivir del recuerdo. Y ese recuerdo es: ¡una sonrisa de oreja a oreja!





Entre mi último "Happy Wednesday" y hoy, este "Nasty Monday", he visto como en una hora y poco de avión, pasaba de un sol espléndido a meterme debajo de la borrasca que cada día dicen en las noticias que "entra por Galicia", así, para ambientar la situación; he tomado "Chai Tea" con leche cada mañana, he conocido la biblioteca de Derecho, con su fuente, sus niñas pijas y sus adolescentes empapados en hormonas; he comido cocodrilo y tigres; he visto a un castañero asar castañas dentro de un tren; he visto magia y he tirado todas las cartas por el suelo; me he reído, mucho; he castigado a viejas, sí Pablo, viejas, con la mirada hasta que se les ha caído al cara de vergüenza, por mirarme la cabeza como si llevase orejas de conejo, de conejo loco y calvo; he comido empanada, hamburguesa, comida china, patatas fritas, aros de cebolla, pastelitos y donuts hasta que me han salido por las orejas, sí, las de conejo calvo y loco; he dado grititos de horror irremediables durante los primeros 10 minutos de patinaje sobre hielo al lado de la catedral más bonita del mundo, me he muerto de la risa durante los 30 siguientes, sobre todo al caerme por culpa de un "ayayayay, que te caes" y he sido capaz de silbar y cantar relajadamente los últimos 10; he intentado una vez más, sin éxito, salvar el mundo con conversaciones hasta las tantas; he intentado, también una vez más y también sin éxito, comprender conceptos incomprensibles de economía; me he pasado 20 minutos disfrutando delante de un expositor de Moleskine, con lo que me gustan, para comprársela a otra persona; he hecho un Belén con muñequitos de los paquetes de galletas; he recibido todos los cariñitos que me faltan cada día, de golpe, todos juntos, hasta llenar el cupo; me he tomado el mejor GinTonic del mundo, en el Tupperware, del que tanto había oído hablar; me he duchado en una ducha más grande de 0'5 metros cuadrados; he sido humillada por la Wii fit al preguntarme si "me suelo tropezar mucho por la calle"; me he puesto gorro y guantes por primera vez este "invierno"; me he reído, más; he sufrido un ataque de cosquillas interminable con su consecuente final en forma de ataque de asma; he disfrutado de las "historias de aeropuerto" , que tanto me gustan, de los demás a la ida y he creado una yo misma: mochilera "boja en Santiago", solitaria, con el rimmel llegándole a la altura de las rodillas, adivina de qué va su vida, a la vuelta...

Y al llegar, Barcelona me esperaba con una puesta de sol que, vista desde el avión, teñía el horizonte de un naranja profundo precioso, mientras todas las luces, más que de costumbre, que ya casi es Navidad, salpicaban la ciudad y delineaban la costa. Como pequeñas gotitas de oro centelleantes. Para darme la bienvenida y recordarme que: ¡ahora toca disfrutar del espíritu navideño! de las luces, los arboles, los dibujitos de nieve en los cristales, la gente feliz por la calle y ¡todo eso que tanto me gusta! Y que cuando, por fin, la Navidad de verdad esté aquí, me vuelvo a juntar con Pablo y toda esta historia ¡vuelve a empezar! :)


Y para acabar, una confesión: Señora de los villancicos... ¡¡Éramos nosotros los que cada día le dábamos la vuelta al muñeco de nieve del espejo del ascensor!!

lunes, 5 de diciembre de 2011

DIY




O lo que es lo mismo: ¿Te gusta? ¿Sí? ¡¡Lo he hecho yo!!

Este acueducto estoy en casa, en casa de mis padres quiero decir, con todo, todo, lo que conlleva (que ya expliqué aquí).

Como mamá y yo siempre hemos sido muy "manualimanitas" y ya que , motivo número uno y principal, mi cabecita pelona necesita adornos... nos hemos dedicado media tarde a ¡hacer pendientes nuevos! Así que hemos comprado cuatro bolas, unos hilos y nos hemos dado un momento para recaudar por casa todo aquello que pudiese servir, pulseras rotas, collares viejos, plumas de "vete tú a saber qué"... y nos hemos reunido en el salón a trastear durante horas. Por suerte, como soy rarilla, nunca llevo dos pendientes iguales y con hacer uno de cada ya valía. Pobre mamá si no, con el pendiente tan bonito de crochet que me ha hecho... ¡hubiese sido imposible que le salieran dos iguales!


                                    



Después, mamá me ha buscado una de esas cajas vacías, preciosas, con pinta de caras, de bombones que ya te has comido y que te regaló alguien que o te quiere mucho o le has hecho un favor muy muy grande, donde hemos guardado todas las cosas que nos han sobrado, así, como si nos dedicásemos a eso y lo fuésemos a volver a hacer...


Mientras, mi padre, a lo lejos, nos amenizaba la tarde con su música. Eso me gusta, me recuerda a los domingos por la mañana de cuando era pequeña y me despertaba con la música puesta por toda la casa :)

Así que hoy, muy muy feliz, no sólo por tener muuuuchos pendientes nuevos, sino por ser ¡fruto de nuestras manitas! Que eso siempre sienta bien :)

jueves, 1 de diciembre de 2011

Cambiar el ritual







El matutino, el "molesto".

Hace un mes más o menos, una de mis alegrías era madrugar, empezar una rutina. Y ahora mi felicidad es dormir toda la mañana. Sí, esa soy yo. Me encantan las rutinas...durante dos semanas, tres a lo sumo y después... ("i després, la teva manera d'avorrir-te", no os frustréis, esto sólo lo entienden los integrantes de la secta), después...¡me aburro! y ¡quiero cambiar! ¡ya! Si, soy así de bipolar. Así que tras unas cuantas semanas de madrugón... hoy, por fin, he podido dormir hasta media mañana.

Y la otra media...¡me he dedicado a disfrutarla al máximo! Ahora, las duchas son el mejor momento del día, porque al salir...¡no tengo que secarme el pelo! Así que después de una ducha de 5 minutos más de la cuenta (hay que reinvertir el tiempo...) he empezado mi nuevo ritual: "Cómo no parecer un niño de 10 años", en el que debo pintarme los ojos como una puerta; peinarme las cejas, con los dedos, a todas horas, ponerme muuuucho colorete y comprobar que tengo las orejas limpias (siempre las tengo, antes también las tenía, pero ahora me da la sensación de que se ven...) Así que tras mi nuevo ritual matutino, me he puesto unas medias color mostaza para contrastar con todo el maquillaje de persona mayor y he hecho algo que llevaba mucho tiempo con ganas de hacer, que al fin y al cabo, hoy es "Happy Wednesday" y había que celebrarlo de alguna forma.

He cogido mi portátil y me he ido a desayunar, ¡sola!, a "El Café de les Paraules". ¡Igual que la gente interesante!

Muchas veces, cuando veía gente sola con el portátil (o ahora, en su defecto, con sus tablets y demás...), me preguntaba qué hacía alguien solo, ahí, en una mesa, tan absorto en lo que quiera que fuese. Y ahora ya tengo la respuesta, lo mismo que en su casa, pero aquí lo hace con pinta de intelectual.

Así que ahí estaba yo, con mi "modo inteligente ON", tomando té, mientras escuchaba jazz y divagando, entre cotilleo y cotilleo de fb, sobre qué hacían/pensaban los demás. El anciano que ha entrado con su perro, tuerto (el perro), y ha pedido un café para él y un croisant para su mascota, a la que llama "cariño"; la pareja empalagosa que también se llaman "cariño" en voz alta pero luego pasan mutuamente el uno del otro; el hombre de mediana edad que escribe, escribe y escribe lo que quizás en un futuro sea un buen libro...


¿Y ellos? ¿Qué pensarían ellos de mí? La tía solitaria de edad indefinida con pintas de huerfanita... Pero, ¿qué más daba? Yo estaba,allí, hoy, feliz disfrutando de mi mañana libre, llenando mi cabeza de pájaros y vaciándola de cosas más inútiles. Brindando con mi té de vainilla, con leche por favor, por un nuevo ¡Happy Wednesday! :)